Amamos el cine: somos una empresa con un equipo que trabajamos desde hace años y tenemos las herramientas para explotar al máximo el potencial de cada sala.
Asesoramos compañías internacionales, cines independientes y complejos multipantallas de capitales nacionales. Entendemos la importancia de estandarizar procesos de trabajo al igual que el trato personalizado que brindamos el cual es clave para conseguir los mejores resultados.
Cada cine, cada sala requiere un modelo de negocio particular y conocemos todos los secretos para que tengan una experiencia de éxito!
La Gran historia de Lumiere Films nace de un sueño de la niñez.
Comenzó en la ciudad de Córdoba en 1959, Cachito tenía 11 años, se peinaba a la gomina y vendía caramelos en el cine Real frente a Plaza San Martín. Entraba a la sala con una bandeja repleta de golosinas como Tita, Rhodesia, Chiclets Adams, Sugus y se quedaba a ver las funciones. Cuando llegaba la noche volvía a su casa con un montón de imágenes y diálogos en su cabeza, llevaba unos pesos que servían para ayudar a su familia. Sin darse cuenta, con los zapatos de cuero brillantes de tanto betún, Oscar Cachito Ortiz dió sus primeros pasos en la industria del cine.
Primero, piensa. Segundo, crea. Tercero, sueña. Y finalmente, atrévete. W. Disney
La aventura tuvo su segundo capítulo en 1963. Cachito, con cuatro años de experiencia ilustrada en su bandeja caramelera pasó a formar parte del Gran Rex, una sala de 1700 localidades. Era un monstruo. Fueron tres años en los que un adolescente (Cachito) pasó de ser pochoclero al puesto de boletero. Recibía a la gente y recomendaba películas.
Trabajó seis años en la boletería y un día se encontró en el lugar de Gerente del Autocine Cuarto Centenario, el tráfico era espectacular, entraban 14 mil personas por semana, 850 autos (Gordinis, Fititos, Chevys) con familias en su interior que se horrorizaban con el camión de “Due” de Steven Spielberg. Esta experiencia llevó al joven Cacho a Buenos Aires, al Autocine Panamericano, entre el público había parejas que tomaban whisky bajo las luces que proyectaban clásicos de los 70’s.
En 1976 nace Lumiere Films, una idea propia, el lugar donde Cacho decidió volcar su experiencia como gerente y programador de "La Cordobesa". Es entonces cuando empieza el juego de programación y visualiza en esas cintas de celuloide, distintos contenidos para diferentes espectadores.
Llegó la dictadura y la elección de contenidos se tornó más restringida. De miércoles a domingos se proyectaban cintas aptas para toda la familia. De lunes a miércoles otro contenido: Ciclo de grandes realizadores: Bergman, Hitchcock y, por ejemplo “Las largas vacaciones del 36” que contaba la historia del franquismo en España y en ese momento estaba prohibida en nuestro país, asumieron el riesgo de tener que pagar cinta caras que podían ser secuestradas. El hecho de proyectar esos títulos prosperó la cultura de muchos concurrentes que nunca los hubieran podido espectar y disfrutar.
El 4 de noviembre de 1986, la familia Ortiz cumplió el sueño de instalarse en Capital Federal. Comenzaron a trabajar en “Cine Lara” donde Cachito recuerda a “La canción es la misma” de Led Zeppellin, una copia de 35 mm que estaba tan curtida por los carretes que casi ni se veía, pero eso no importaba, los fanáticos se sabían de memoria todas las canciones y las cantaban a coro en la sala, el cine se transformaba en un recital sin límites.
Oscar empezó a programar seis cines, “Mayo” de Paraná, el mencionado “Cine Lara” de capital, en Gualeguaychú “Cine Teatro”, “América” de Zárate, “Broadway” de Rosario y el cine en el que había sido boletero de joven, el “Gran Rex” de Córdoba, autoridades de los cines de todo el país comenzaban a confiar en él, esto le permitiría acceder al radar de los grandes jugadores de la industria del celuloide mundial.
Cachito se reunió con los directivos australianos de “Village”, llegó seguro al encuentro sabiendo dos palabras en inglés: “hello” y “door”. Corría el año 96, entraba a trabajar en una empresa multinacional y seguía conservando su mirada singular sobre lo que la gente quería ver en la gran pantalla. Programaba para 10 salas de Mendoza, 16 de Avellaneda, 14 de Recoleta, 10 de Neuquén, 12 de Rosario y 12 de Pilar. Tras cinco años de crecimiento junto a su hijo Adrián Ortiz (parte de la empresa), habían llegado a ser los principales programadores del país, y Lumiere Films se independizó cosechando más exhibidores.
Lumiere siguió creciendo junto a los exhibidores que son parte de nuestra familia logrando el mejor año de ventas en Argentina fue el 2015 con 50 millones de tickets cortados de los cuáles se vendieron 10 millones del total, es decir, el 20% del mercado frente al total de la industria y de las grandes cadenas. Con la posibilidad de federalizar los contenidos a lo largo y ancho del país, lograron tener en simultáneo en Jujuy y Capital Federal la versión de las películas que deseen para mostrar, en 3d, subtituladas o en castellano, se pasó de los pesadisimos 50 Kg de peso de una cinta tradicional al kilo que puede pesar el soporte de hoy en día (los DCP’s).
La experiencia adquirida por el equipo de Lumiere Films se amplió hacia la participación en sociedades dentro de la industria teniendo experiencia 360 en diferentes proyectos que dejan como enseñanza que no existen imposibles, se sueña en la sala cuando se apagan las luces y encienden los proyectores.
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